El nacimiento de la Escuela Normal Superior de Jalisco

Por Juan Macedo López

Mayo de 1976. La violencia del sol caía sobre la tierra del ejido y el polvo se hacía espirales errantes perdidas entre la magra arboleda y la yerba de tonos grises. Alguien, entre azorado y pávido, hablaba frente el licenciado Luis Echeverría Alvarez, el Presidente que cruzó por cientos de veces la geografía del país. Ahora estaba con los catedráticos de la Escuela Normal Superior de Jalisco, colocaba la primera piedra de los módulos que surgirían sobre la pequeña llanura de la calle de Lisboa y escuchaba al improvisado orador. Luego su voz, vigorosa, efusiva, habló del destino y la tarea de la institución, con palabras que se oyen, se dicen todos los días, desde hace muchos años: la educación, la cultura, nos harán libres, pero que en esa hora nona del sol agresivo, asumían la categoría de un postulado que en los días venideros tendría validez, prestancia y cumplimiento.

Detrás de aquella modesta ceremonia había una historia de una magnífica terquedad, la pasión de una maestra que luchó, algunas veces a plena soledad, por creación de la Escuela Normal Superior de Jalisco. Fue en época difícil, pero hermosa. La enseñanza media, que venía desde 1925, -el maestro Moisés Sáenz su fundador, hoy olvidado- tropezaba con obstáculos que parecían irreductibles: la insuficiencia de docentes preparados con programas adecuados para que el tránsito entre la escuela primaria y la segunda enseñanza se realizara con normalidad. Los profesores de las escuelas secundarias del Estado de Jalisco y de la mayoría de las entidades federativas pertenecían al área de la educación primaria. Algunos, dotados por vocación y por el estudio, eran excelentes catedráticos, pero había una abrumadora mayoría de limitados horizontes pedagógicos.

Era una tarea urgente que habría de realizarse. Había valladares que impedían el paso de una etapa que debía periclitar, para que se instaurara la que habría de crear un cuerpo docente especializado en la enseñanza y aprendizaje en la enseñanza media. Y esa responsabilidad la cogió en sus manos, con decisión y valentía, la maestra Amparo Rubio de Contreras, hija de la Escuela Normal Superior de Jalisco, con postgrado en la Escuela Normal Superior de la capital de la república.

El 1°. De Octubre de 1973 inauguraba sus cursos la ENSJ en el edificio de la Escuela Normal. Catedráticos y alumnos fueron huéspedes bien acogidos por sus anfitriones. La historia íntima de la nacencia de la nueva institución en al del ímpetu, la capacidad y la pasión de una maestra que promovió el advenimiento del plantel. Diecisiete maestros fueron con ella, la maestra Rubio de Contreras, sus fundadores: doctor José Delgado Reyes, doctor Rafael Hernández Ramírez, profesor Juan Macedo López, maestra con postgrado Ma. Socorro Martínez Mijares, profesor Salvador Mora Morán, doctor José María Muriá Rouret, académico don Adalberto Navarro Sánchez, licenciado Antonio Padilla Cuevas, ingeniero Edmundo Ponce Adame, profesor Luis Resendiz Urbiola, licenciado Pedro Quevedo Castañeda, doña Julia Tuñón de Muriá y profesora Carolina Villaseñor V. Actualmente el cuerpo docente de la ENSJ pasa de ochenta catedráticos.

Inicialmente se contó con las Especialidades de Matemáticas, Ciencias Sociales, Pedagogía, Lengua y Literatura, Ciencias Biológicas e Idiomas. La población estudiantil desde el advenimiento de la Escuela y en los años posteriores, aumenta en proporción que evidencia que su funcionamiento responde a una verdadera urgencia educativa y señala el éxito de su tarea en nueve años de ejercicio.

La imposibilidad de un cupo mayor urgía disponer de la gran casa propia. Y hecho consumado hoy es una hazaña que honra a la maestra Amparo Rubio de Contreras. Como testigos presenciales y por razones de ética, debemos escribir como constancia en esta crónica, que doña Amparo puso en dispositivo de generoso combate sus mejores armas suasorias. Habló con las autoridades educativas estatales, con los titulares del gobierno jalisciense y recurrió a su amigo don Luis Echeverría Alvarez, Presidente de la República. Si el jefe de la nación visitaba determinada entidad, allí estaba la maestra Rubio de Contreras. Lo seguía. Lo asediaba inteligentemente. Y el Presidente Echeverría fue espléndido y comprensivo. Se buscaba una zona apropiada para que la fábrica del futuro edificio se ubicara apropiadamente. Gente menuda se mostraba evasiva o indiferente o sorda. Se encontró el lote en el ejido de los Guayabos. El presidente Echeverría dispuso la compra del terreno y no hubo dilación en la entrega de los varios millones que tuvo como costo el área en que e alzaron, con asombrosa rapidez y eficiencia, primero los dos módulos y posteriormente, el tercero. Echeverría cumplió a cabalidad.

En 1976 se graduó la primera generación. En este 1982 saldrá la sexta, como licenciados en Matemáticas, Español, Lenguas Extranjeras, Biología, Ciencias Sociales, Psicología Educativa y Pedagogía.

Por acuerdo de la Dirección muchos de los egresados de la Escuela Normal Superior de Jalisco se han incorporado a su alma mater como catedráticos y al Curso Intensivo de Verano, que ha organizado la propia Dirección como fuente de trabajo para los mismos egresados, que en cada anualidad aumenta el número de alumnos. Otros egresados más a los cursos sabatinos, oficialmente denominados Cursos de Mejoramiento Profesional a nivel medio básico. Así mismo han sido asignados a las Escuelas Normales de Educadoras de Arandas y Unión de Tula, organizadas por la Dirección de Educación Normal y Mejoramiento Profesional, organismo de la que es titular Doña Amparo Rubio de Contreras, quien también tiene el mérito indiscutible de haber dado vida a la Escuela Normal Superior de Especialidades que funciona en Guadalajara y se estudia, muy a fondo, el proyecto de constituir en todas las áreas y en las medida de la suficiencia de docentes posgraduados las maestrías y doctorados.

El 1° de Octubre de 1983 la Escuela Normal Superior de Jalisco cumplirá diez años del ejercicio cumplido con pasión, con lealtad. Quienes en alguna forma servimos a la institución somos testigos y actores de algo que puede considerarse inusitado en el ámbito de la escolaridad: la unidad de los catedráticos, su espíritu de cuerpo, las relaciones cordiales con el alumnado, el respeto de la Dirección para los maestros y los discípulos. Vivir en paz estimula la tarea educativa.

El Licenciado Flavio Romero de Velasco, Gobernador Constitucional del Estado, es excelente amigo de nuestra Escuela. Y esta afirmación está a muchas leguas de distancia de toda cortesanía, ajena totalmente a nuestra naturaleza.

Diez años en el camino. Una década de prosperidad en la enseñanza media y superior. Pero aún hay muchas tareas que están frente a frente de nuestra capacidad. Nos esperan. Llegaremos a ellas con la misma fe, con la misma pasión que aquel día 1°. De Octubre de 1973.